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Juana Castro Muñoz


DESTIERRO

Yo no soy de esta tierra.
Era ya extranjera en la distancia
del vientre de mi madre
y todo, de los pies a la alcoba me anunciaba
destierro.
Busqué de las palmeras
mi voz entre sus signos
y perforé de hachones
encendidos la amarga
región del azabache. Yo no sé
qué vuelo de planetas torcería
mi suerte.
Sobre el mudo desvío, sé que voy,
como víbora en celo, persiguiendo
el rastro de mi exilio.

No encontrará mi alma su reposo
hasta que en ti penetre
y me amanezca
y ría.

De No temerás, Torremozas, Madrid 1994

*****
Los libros que leíste. El miedo
de las noches, las banquetas
de encina, tu pasar
encorvado, que escondías
de todos los muchachos. Las dos oposiciones,
los niños, cuatro partos, mil anginas y cincuenta
kilogramos servidos de embarazo.
Las bolsas de la compra.
Las prisas y tus sueños. Tu almohada
de espinas. Tu aprender
de la muerte. Quirófanos, estrellas,
las horas de cocina y el limpiar
el pescado, cada tarde, los sábados.
Exámenes, mudanzas. El tacón
del domingo, los renglones
torcidos que escribías,
trasnochando, y las veces
que alzaste desde el suelo, sostenidas en vilo,
dos arrobas de llanto.

Todo esto está inscrito, aunque nadie lo vea,
en ese claroscuro que revisa tu médico.
Ya se sabe, los años...
Si señor, mi esqueleto
ha vivido conmigo cada instante
y hoy me pasa factura. Pues lo huesos
mejor que en un diario,
registran nuestra historia como nadie.


Juana Castro. En el libro de Carmen Valls Llobet Mujeres invisibles.
Ediciones Debolsillo, 2006, Madrid.


DE LA LONJA

No te amaré mañana. He aguardado
tantos días desnuda, con tu nombre
grabado entre las cejas, que olvidé
los inviernos, el azul y las rosas.
Ciertamente, habría de ser negra
la piel negra del perro que amordazó
mis piernas y fue lenta, hacia dentro
vistiendo de parálisis la gallarda
evidencia del hombro. Hoy he visto
que tan sólo milímetros le restan
a los hilos del túnel. Pero existe el remedio:
Mañana, cuando tú te despiertes,
encontrarás el lecho bañado con mi sangre.
Un panal de uñas rotas, y tal vez
una pluma deshojada en la lucha.
No debes sorprenderte. Habré ganado
en el instante último mi guerra.
Con un ala perdida junto al cielo
y la llave morada de los labios, estaré,
torpe y triste, otra vez aprendiendo.
Mas debe ser así, pues que la libertad
hermana es gemela de la muerte.


Poeta española nacida en Villanueva de Córdoba en 1945. Es profesora especialista en Educación Infantil y miembro correspondiente de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes. Colabora en diversos medios literarios como articulista y crítica literaria, además de co-traductora de poesía italiana.

Hoy se considera una creyente "heterodoxa", esencialmente porque el arte es incompatible con los dogmas, y porque quiere llevar su individualismo y su independencia a todas las expresiones, sin adscripciones de carnets, grupos ni corporaciones. Le interesan en estos momentos la ironía, el arte, la visión crítica de lo actual y el mundo de los jóvenes, en el que ya se vislumbra el trasvase y la borradura de lo que culturalmente establecía la antigua línea divisoria entre lo masculino y lo femenino, entendido como rol o como género. Y le gustaría ser considerada "independiente" en todos los sentidos, no reconociendo otra ética ni otra ideología que la fidelidad a sí misma, estando abierta por tanto a cualquier actividad, colaboración o propuesta, siempre que le parezca interesante, le divierta o le enseñe.

Ha obtenido importantes premios en el campo de la poesía y la narrativa entre los que se destacan: Premio Juan Alcaide en 1985 por «Paranoia en otoño», Premio Juan Ramón Jiménez por «Arte de cetrería» en 1989, XI Premio Carmen Conde por «No temerás» en 1994 y el Premio San Juan de la Cruz por «El extranjero» en el año 2000.

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