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Khalil Gibran y May Ziadeh


Gibrán Jalil Gibrán nació en Bisharri, Libano, el 6 de enero de 1883. Su familia lo llevó siendo niño a los Estados Unidos de América. Allí escribió sus obras más famosas en inglés. De entre ellas, "El profeta" es el libro que más se ha difundido y vendido después de la Biblia.

Estas, sus "Cartas de amor" a Mayy Ziyadeh -la amada que nunca vió personalmente- muestran la intensidad de un amor que supo borrar la frontera que separa la real de lo imaginario.

El hecho de que jamás llegaron a encontrarse es algo que llama la atención, y lleva a pensar que la lejanía de la amada fue el fuego que alimentó de continuo la obra universal del artista, dando lugar a sus mejores creaciones. Como él mismo afirma en una de sus cartas: "El amigo ausente puede estar más próximo y cercano que el amigo presente, ¿no es el monte más impresionante y de más clara apariencia para el que marcha por la llanura que para el que vive en él?

Cuando Gibran publica en 1912 su novela “Alas rotas”, May le envía una primera carta, haciéndole llegar su admiración por el libro. Él se apresura a contestar y así se inicia una correspondencia que durará casi 20 años, hasta el final de la vida del poeta.

Fragmentos de Cartas de Amor de Khalil Gibran a su Amada May.

Las cosas profundas no han cambiado:
el sentimiento y la pasión del primer encuentro,
todo eso permanece y seguirá igual para siempre.
Te amaré toda la eternidad, como ya te amaba
mucho antes de verte por primera vez; a esto lo llamo Destino.

Nada nos separará; ni tú ni yo podemos cambiar esta relación.
Quiero que recuerdes, hasta el fin de tus días,
que eres la persona más importante de mi mundo.

Aunque te casaras siete veces con siete hombres distintos,
todo permanecería igual en mi corazón.

10 de Mayo,1916
Querida May:

Te envío una parábola que terminé. He escrito poco, y solamente en árabe. Pero me gustaría oír tus correcciones y sugerencias sobre este trecho.

En la sombra de un templo, mi amigo señaló a un ciego.
Mi amigo dijo: "Este hombre es un sabio".
Nos aproximamos y pregunté: ¿Desde cuando es usted ciego?
Desde que nací"
Yo soy astrónomo, comenté. Yo también respondió el ciego.
Y, colocando la mano sobre su pecho, dijo:
Paso la vida observando los muchos soles y estrellas que se mueven dentro de mí".


25 de Julio, 1919

Desde que le escribí hasta ahora, la he tenido presente. He pasado largas horas pensando en usted, hablándole, interrogando sus misterios e informándome sobre sus secretos. Y es asombroso que, frecuentemente, haya sentido la presencia de su esencia etérea en este despacho espiando mis movimientos, dirigiéndose a mí, rodeándome, manifestando su opinión sobre mi conducta y mis actos.

Una vez me dijo:
“¿No se da entre las mentes una conversación y no se produce un intercambio entre las ideas, que la aprehensión sensorial no puede efectuar?”.
Últimamente se me hace patente la existencia de un vínculo intelectual sutil, vigoroso, extraño, cuya naturaleza e influjo difieren de los de cualquier otro, pues es más intenso, sólido y permanente; no comparable a los lazos de la sangre, biológicos o morales. Ni uno solo de los hilos de este lazo está tejido por los días y las noches que pasan entre la cuna y la tumba, pues puede darse entre dos a los que ni el pasado ni el presente han reunido y a los que quizá ni el futuro reunirá.

En este vínculo, May, guarda el alma un oculto entendimiento mutuo, algo así como una profunda canción tranquila que oímos en la calma de la noche y que nos traslada más allá del día, del tiempo, de la eternidad...

“Si amas a alguien, déjalo ir,
porque si regresa siempre fue tuyo.
Y si no, nunca lo fue.”
Khalil Gibran.

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