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Homero Aridjis



Hijo de padre griego y madre mexicana,nació en Contepec, Michoacán, en el año 1940. Aridjis fue el más joven de cinco hermanos. Su padre luchó en el ejército griego durante la Primera Guerra Mundial y en la Guerra Turco-Griega. Su madre creció en Contepec durante la Revolución Mexicana.

Después de casi perder la vida a la edad de diez años en un accidente de escopeta, Aridjis se convirtió en un ávido lector y empezó a escribir poesía. En 1959 obtuvo la beca del Centro Mexicano de Escritores, otorgada por la Fundación Rockefeller, y ganó en 1965 por Mirándola dormir el Premio Xavier Villaurrutia, el más joven escritor en recibirlo en la historia del premio.

Durante su infancia, a menudo subía al Altamirano, el cerro de su pueblo, para observar la llegada de la mariposa Monarca. Cuando creció, la tala del bosque y su preocupación por el destino de las mariposas y los árboles detonaron su temprana defensa del medio ambiente.Aridjis es reconocido ampliamente como uno de los líderes más destacados del movimiento ambiental en América Latina.

Estudió periodismo en la escuela Carlos Septién García de la ciudad de México y asistió al taller literario de Juan José Arreola, Si bien durante toda su vida ha estado vinculado al mundo de las letras, este autor que impartió clases de literatura en diversas universidades de Estados Unidos también se desempeñó como embajador en Suiza, agregado cultural en los Países Bajos y embajador de México ante la UNESCO.

Por otra parte, no se puede dejar de mencionar que Aridjis fundó y dirigió tanto el Instituto Michoacano de Cultura como el llamado “Grupo de los Cien”, una organización ecologista conformada por artistas e intelectuales.  Trabajó también como profesor de literatura mexicana en varias universidades norteamericanas. En 1993 la Universidad de Indiana le otorgó el Doctorado Honoris Causa.

La poesía de Homero Aridjis se caracteriza por la riqueza metafórica y visual y su sencillez discursiva. Sus libros de poemas más importantes son:" Mirándola dormir", “Antes del reino”, “Los espacios azules”, “Quemar las naves”, “Imágenes para el fin del milenio”, “Tiempo de ángeles”, “El ojo de la ballena”, “El gran teatro del fin del mundo”, “El poeta niño”, “El último Adán”, “La leyenda de los soles”, “El señor de los últimos días”, “¿En qué piensas cuando haces el amor?” y “La montaña de las mariposas” son sólo algunos de los títulos que forman parte de la extensa obra literaria de este escritor mexicano que ha sabido organizar varios festivales internacionales de poesía y ser elegido presidente del PEN Club Internacional. 




 A veces uno toca un cuerpo y lo despierta...

A veces uno toca un cuerpo y lo despierta
por él pasamos la noche que se abre
la pulsación sensible de los brazos marinos
y como al mar lo amamos
como a un canto desnudo
como al solo verano
Le decimos luz como se dice ahora
le decimos ayer y otras partes
lo llenamos de cuerpos y de cuerpos
de gaviotas que son nuestras gaviotas
Lo vamos escalando punta a punta
con orillas y techos y aldabas
con hoteles y cauces y memorias
y paisajes y tiempo y asteroides
Lo colmamos de nosotros y de alma
de collares de islas y de alma
Lo sentimos vivir y cotidiano
lo sentimos hermoso pero sombra.


Al hablarte me escuchas...

Al hablarte me escuchas
desnuda de conceptos
renuncias a ti misma
para volverte aire
y al vuelo de mis pájaros verbales
concibes la palabra
siempre virgen y madre
vas perdurando los instantes
en tu cintura poderosa
algún día
cuando pierda al mundo
me harás permanecer.



Anverso

No veo tu sonrisa entre mis labios
apurar la prolongada espera
en tu abandono de luciérnaga a la noche;
sólo tengo asida entre mis brazos
la inexpresable lucha
de penetrar en el bosque sin fondo de tu sueño
que empieza en la penumbra.
Sólo el afán de arañar las escamas de la tierra
y volcar la savia del origen
en tu canasto de riveras blandas,
para encontrarte a ti,
en el hueco de tus verdes plantaciones
como un todo revuelto entre mis manos.
Sólo mis párpados abiertos
confundidos en el incendio de absorberte
en tu acuario de humo,
bajo la soledad de unos cerebros desyelmados.
No veo tu presencia desdoblada
ahondarme y contenerme,
sólo mi furia de hombre
en las grietas de ti misma
persiguiéndote sin alcanzarte.
Sólo la noche posada en tus cabellos,
la noche raspándonos los ojos,
la noche uniéndonos y separándonos
como división eterna entre los cuerpos.



Ayer y hoy

Tu paso, como una sombra,
era difícil de seguir,
y al perderte en una esquina
sólo quedaba en mí, como en la calle,
un vago sentimiento de vacío.
Tu cimbreo, tu cintura
me estremecían
y el jardín parecía tener más rosas
y el verano calor,
pues en mis labios de niño aún no había
la palabra que define al amor.
La edad nos separaba,
como a dos cuerpos,
no de tamaños distintos,
sino de espacios diferentes.
Y mis manos asiéndote,
mis brazos abarcándote,
no podían asirte,
no podían alcanzar tu cuerpo, tu mirada.



Cuando la sombra duerme su cuerpo se ilumina...

Cuando la sombra duerme su cuerpo se ilumina
su rostro reflejado atraviesa cristales
y finalmente se instala en todo brillo

Sus dedos trenzan en el aire
los bellos frutos de los días de mayo

Muda en la respiración muda de las cosas
la voz de una mujer pasa buscándola

Desnuda en el esplendor irreparable
sus ojos se abren como un río
de luz y de sonido



Déjame...

Déjame
estoy lleno de ti,
no te perderé,
llevo conmigo tu esperanza invicta
y los diluvios de tu claustro;
he visto levantarse de tus pupilas
el sentimiento inaugural del hombre,
pero todavía no tengo la sangre
y la tierra y la palabra
no me pertenecen



Déjame entrar a tu íntimo alfabeto...

Déjame entrar a tu íntimo alfabeto
para saber lo tuyo por su nombre
y a través de tus letras
hablar de lo que permanece
y también de auroras y de nieblas
Déjame entrar para aprenderte
y girar en tu órbita de voces
hablándote de lo que me acontece
describiéndote a ti
Quiero dar testimonio a los hombres
de tus enes y tus zetas
desnudarte ante ellos como una niña
para que todos se expresen con acento puro.


Erótica

Globos
El deseo perfora
en la clara dureza de su cuerpo,
delgadeces empujan en su vientre
un temblor que si se agita salta,
ritmos balancean bajo su pecho
viva abundancia que el deseo persigue
con una sombra flaca.

Deseo
Dos llamas que apagan su calor
cuando están más fundidas,
y tienen más desolación
cuando parecen más unidas.

Pareja
Dos cuerpos que agotan su fervor
en otro cuerpo,
que es suyo y no es suyo
al mismo tiempo.


La noche muere sobre una manzana rota...

La noche muere sobre una manzana rota
La creación recomienza

El alba crece insuperable
compacta en sus disturbios

El hombre pulsa la memoria
abre el instante nuevo
con manos transparentes

Por todas partes la fantasía
de ser entre las horas
la proeza el grito la resurrección

También de la tierra húmeda
de los hechos ya ocultos
llega el movimiento
el segundo perpetuo
la presencia
Una palabra corta en dos tus labios


Poema

Pensabas
que el amor era bueno
y que volabas
en dos cuerpos
que eran el tuyo
y no eran el tuyo
al mismo tiempo

que la tierra era aérea
llena de camas y de puertas
llena de llaves y de ceros

y que la ciudad
con sus charcos y sus perros
eran un cielo sin fin para tu vuelo

pensabas
que tu cuerpo
diferente de su cuerpo
no era tuyo
si te alejabas un instante
de su abrazo
de su sol y de su suelo


Por el silencio sigues...

Por el silencio sigues
embriagada y sonámbula
Detrás de los espejos
se desnuda tu nombre
Difusa entre las lámparas
es mortal tu pupila
Naciendo con el día
llevas un luto largo
de vasijas y cuerpos
Tu revelación no cesa nunca
en la noche sin huellas
Al fondo de tu voz que niega
hay otra voz que afirma
Tus dioses desplazados
se recrean sigilosos
en la realidad invisible.


Sé que piensas en mí...

Sé que piensas en mí
porque los ojos se te van para adentro
y tienes detenida en los labios
una sonrisa que sangra largamente
Pero estás lejos
y lo que piensas
no puede penetrarme
yo te grito Ven
abre mi soledad en dos
y mueve en ella el canto
haz girar este mundo detenido
Yo te digo Ven
déjame nacer sobre la tierra.


Te amo ahí contra el muro destruido...

Te amo ahí contra el muro destruido
contra la ciudad y contra el sol y contra el viento
contra lo otro que yo amo y se ha quedado
como un guerrero entrampado en los recuerdos

Te amo contra tus ojos que se apagan
y sufren adentro esta superficie vana
y sospechan venganzas
y muertes por desolación o por fastidio

Te amo más allá de puertas y esquinas
de trenes que se han ido sin llevarnos
de amigos que se hundieron ascendiendo
ventanas periódicas y estrellas

Te amo contra tu alegría y tu regreso
contra el dolor que astilla tus seres más amados
contra lo que puede ser y lo que fuiste
ceremonia nocturna por lugares fantásticos

Te amo contra la noche y el verano
contra la luz y tu semejanza silenciosa
contra el mar y septiembre y los labios que te expresan
contra el humo invencible de los muertos.


Tercer poema de ausencia

Tú has escondido la luz en alguna parte
y me niegas el retorno,
sé que esta oscuridad no es cierta
porque antes de mis manos volaban las luciérnagas,
y yo te buscaba
y tú eras tú
y éramos unos ojos
en un mismo lecho
y nadie de nosotros pensaba en el eclipse,
pero nos hicimos fríos y conocidos
y la noche se hizo inaccesible
para bajarla juntos.
Tú has escondido la luz en alguna parte,
la has plantado en otros ojos,
porque desde que ya no existes
nada de lo que está junto a mí amanece.


Tiene la medida de mi sueño...
                                "Elle a la forme de mes mains
                           elle a la couleur de mes yeux..."
                                                                    Paul Éluard
Tiene la medida de mi sueño
los ojos de mi infancia
ama lo que yo amo
lo que no retorna
lo que no llega todavía
se levanta en mis párpados
y de ahí hace volar sus sueños
Se desplaza y permanece
siempre es ella en todas partes
saludando al universo
Llena todos los días del mundo
y aún no nace porque no tiene fin
La encuentro en el silencio en la absolución
pero ella está dispersa respirando en todo
Si algún día llego a penetrar su alma
le daré vendimias de su cuerpo
el hombre el pasto la niebla.


Un poema de amor

Cuando hable con el silencio
cuando sólo tenga una cadena
de domingos grises para darte
cuando sólo tenga un lecho vacío
para compartir contigo un deseo
que no se satisface ya con los cuerpos de este mundo
cuando ya no me basten las palabras del castellano
para decirte lo que estoy mirando
cuando esté mudo de voz de ojos y de movimiento
cuando haya arrojado lejos de mí
el miedo a morir de cualquier muerte
cuando ya no tenga tiempo para ser yo
ni ganas de ser aquel que nunca he sido
cuando sólo tenga la eternidad para ofrecerte
una eternidad de voces y de olvido
una eternidad en la que ya no podré verte
ni tocarte ni encelarte ni matarte
cuando a mí mismo ya no me responda
y no tenga día ni cuerpo
entonces seré tuyo
entonces te amaré para siempre.



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