Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Cartas de Albert Einstein a Mileva Maric

No hay comentarios:


Abril de 1898

Querida Fräulein Maric,

Por favor no te enojes conmigo por mantenerme alejado tanto tiempo. Estuve seriamente enfermo, tanto que no me animé a dejar el cuarto. Todavía mis piernas están algo débiles. De todos modos, hoy junté coraje y me aventuré a salir, para dar un paseo. le dije a la señora Bäch que invitara a los huéspedes que lo desearan a una reunión, y deseo que tú estés entre los que vendrán. Pero si no puedes venir, yo te visitaré tan pronto como me sienta suficientemente bien. Y si no soy capaz de salir, esperaré con ilusión tu pronta visita.

Con mis mejores deseos, tu


Albert Einstein


He leído la mitad del libro ya. Lo encontré estimulante e informativo, aunque en algunas ocasiones pierde claridad y precisión.


...................................................


Milán, jueves 13 de septiembre de 1900

Amada muñequita:

Han transcurrido ya las 3/4 partes del tiempo tonto y pronto volveré a estar con mi tesoro y lo besaré, acariciaré, haré cafetito, reñiré, trabajaré, reiré, pasearé, charlaré...+ infinit!
¡Será un año muy divertido! ¿verdad?

Ya he dicho durante las Navidades que me quedo contigo. No puedo esperar más a tenerte conmigo, mi todo, mi personilla, mi chiquilla, mi mocosilla.
Cuando ahora pienso en ti creo que no quiero volver a enojarte ni a tomarte el pelo nunca más, ¡sino que quiero ser siempre un ángel! ¡Qué hermosa ilusión!
Pero tú también me querrás ¿verdad?, aunque vuelva a ser el viejo bribón lleno de caprichos, diabluras y tan veleidoso como siempre.

No sé si te he escrito con tanta regularidad como antes. No pongas mala cara por eso.
(...) En todo el mundo podría encontrar otra mejor que tú, ahora es cuando lo veo claro, cuando conozco a otra gente. Pero también te aprecio y amo como te mereces. Hasta mi trabajo me parece inútil e innecesario si no pienso que también tú te alegras de lo que soy y de lo que hago.



********************************************************
Mileva Marić, una matemática serbia, fue la primera mujer de Einstein. Fue su compañera, colega y confidente. El grado de participación en sus descubrimientos es muy discutido.



Cartas de Fernando Pessoa a Ophélia

No hay comentarios:





26 de septiembre de 1929


Ophelinha pequeña:

No sé si me quiere, pero voy a escribirle esta carta por eso mismo. Como me dijo que mañana evitaría verme entre las cinco y cuarto y las cinco y media en la parada del tranvía que no es de allí, allí estaré exactamente. Sin embargo, como se da la circunstancia de que el Sr. Ingeniero Álvaro de Campos tiene que acompañarme mañana durante gran parte del día, no sé si será posible evitar la presencia -por lo demás agradable- de ese señor durante el viaje a ciertas ventanas cuyo color ahora no recuerdo. El viejo amigo al que me acabo de referir, tiene además algo que decirle. Se niega a darme cualquier explicación de lo que se trata, pero espero y confío que, ante su presencia, tendrá ocasión de decirme, o decirle, o decirnos, de qué se trata. Hasta entonces permanezco silencioso, atento e incluso expectante. De modo que hasta mañana, boquita dulce, Fernando.

.....................................................................................................


15 de octubre de 1920

Pequeño Bebé:

Tienes más de mil, tienes millones de razones para sentirte enojada, irritada y ofendida conmigo. Pero la culpa no ha sido mía, ha sido de ese Destino que acaba de condenarme el cerebro a un estado que, si no es irreversible, por lo menos exige un tratamiento adecuado, que no sé si podré conseguir. Pretendo (sin aplicar el célebre decreto del 11 de mayo) irme a un sanatorio el mes próximo a ver si allí encuentro algún tratamiento que me permita resistir la ola negra que se abate sobre mi espíritu. No sé cuál será el resultado del tratamiento, quiero decir: no imagino cuál podría ser. Nunca esperes por mí; si alguna vez me presento ante ti será por la mañana, cuando vayas a la oficina, en Poço Novo. No te preocupes. Al fin y al cabo, ¿qué ha sucedido? ¡Me han cambiado por Álvaro de Campos!


Siempre muy tuyo,

Fernando


*********************

Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935) fue uno de los mayores poetas y escritores de la lengua portuguesa y de la literatura europea. En 1920, el poeta tenía 32 años, y trabajaba en las oficinas Félix, Valladas & Freitas de Lisboa, donde se ocupaba de traducir la correspondencia comercial. Allí conoció a Ophélia Queiroz, de 19 años, que entró a la oficina a trabajar de mecanógrafa. Los dos se enamoraron. Esta relación, la cual dejó y reinició varias veces, consistía en la correspondencia que ambos mantenían y escasos y breves encuentros
.