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Carta de Hermann Hesse a T.G.M. Glatz

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9 de agosto de 1929

...Como usted sabe, durante toda mi existencia he anhelado la vida, una vida real, intensa, personal, no reglamentada ni mecanizada. Al igual que todos debí pagar el exceso de libertad personal que me tomé en parte con renunciamientos y necesidades, pero en parte también con mayor trabajo. De modo que con el tiempo mi profesión de literato no sólo se convirtió en un recurso para acercarme a mi ideal de vida, sino casi en un fin absoluto. Me he convertido en un escritor, pero no en un hombre. He alcanzado una meta parcial, pero no la meta principal. He fracasado. [...] Quizá con saldos más decentes y menores concesiones que otros idealistas, pero he fracasado al fin. Mi obra es personal, es intensa, a menudo me llena de dicha a mí mismo, pero no es mi vida. Mi vida no es más que disposición para el trabajo, y los sacrificios que ofrezco por una vida en gran soledad están lejos de ser dedicados a la vida, sino solo a la literatura. El valor y la intensidad de mi vida residen en las horas en que produzco obras literarias, o sea cuando expreso lo insuficiente y desesperado de mi vida.

Usted apreciará mi confesión aunque lo decepcione.

Deseo

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Sólo tu corazón caliente,
Y nada más.

Mi paraíso, un campo
Sin ruiseñor
Ni liras,
Con un río discreto
Y una fuentecilla.

Sin la espuela del viento
Sobre la fronda,
Ni la estrella que quiere
Ser hoja.

Una enorme luz
Que fuera
Luciérnaga
De otra,
En un campo de
Miradas rotas.

Un reposo claro
Y allí nuestros besos,
Lunares sonoros
Del eco,
Se abrirían muy lejos.

Y tu corazón caliente,
Nada más.

Carta de Abrahan Lincoln a su hermano John

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Querido John:

No creo que sea conveniente que cumpla con tu requisito de darte ochenta dólares. En diversas ocasiones, cuando te he ayudado en poco, me has dicho que con eso te arreglarías, pero al poco tiempo te he encontrado en las mismas dificultades. Esto sólo puede obedecer a un defecto de tu conducta. Creo saber cual es ese defecto. No eres perezoso, pero eres un amante del ocio. Desde que te conozco, dudo que hayas consagrado un día entero al trabajo. No te disgusta demasiado el trabajo, pero no trabajas demasiado, simplemente porque no crees ganar mucho con ello. Tu dificultad radica en este mal hábito: el de desperdiciar el tiempo, es muy importante para ti, y más aún para tus hijos, que rompas con ese hábito. Es más importante para ellos porque tienen más vida por delante, y les resultará más fácil evitar, el hábito del ocio antes de adquirirlo. Ahora necesitas dinero urgente, y mi propuesta es que vayas a trabajar con el mayor empeño, para alguien que pague por ello. Que tu padre y tus hijos se encarguen de la casa y de todo lo concerniente a la siembra, mientras tu vas a trabajar por el mejor sueldo que consigas. Y para asegurarte una justa recompensa por tu valor, ahora te prometo que por cada dólar que obtengas por tu trabajo, y entre el corriente día y el primero de mayo, sea en contante o sonante o en descuentos de tu deuda, te daré otro dólar. De esta manera, si te contratan a diez dólares mensuales, obtendrás de mí otros diez dólares, ganando veinte dólares mensuales por tu trabajo, con ello no quiero decir a St. Louis, a las minas de plomo ni a las minas de California, sino que busques la mensualidad obtener cerca de tu hogar Coles County.

Si haces esto, pronto saldarás tus deudas, y lo que es mejor adquirirás un hábito que te impedirá endeudarte de nuevo. Pero si ahora te ayudo a salir del atolladero, el año próximo estarás en similares aprietos. Dices que casi estarías a cambiar tu lugar en el cielo por setenta u ochenta dólares. Entonces valoras muy poco tu lugar en el cielo pues sin duda con mi ofrecimiento puedes obtener setenta u ochenta dólares en cuatro o cinco meses de trabajo. Dices que si te entrego el dinero hipotecarás la tierra a mi nombre, y que sino devuelves el dinero, me cederás la posesión.

¡Tonterías! Si ahora no puedes vivir con la tierra ¿cómo vivirás luego sin ella? Siempre has sido amable conmigo y no quiero ser rudo contigo. Al contrario, si sigues mi consejo, lo encontrarás más valioso que ocho veces ochenta dólares.

Afectuosamente

Tu hermano