Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Alma desnuda

No hay comentarios:



Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella

Dos Palabras

Esta noche al oído me has dicho dos palabras
Comunes. Dos palabras cansadas
De ser dichas. Palabras
Que de viejas son nuevas.

Dos palabras tan dulces que la luna que andaba
Filtrando entre las ramas
Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
Moverme para echarla.

Tan dulces dos palabras
?Que digo sin quererlo? ¡oh, qué bella, la vida!?
Tan dulces y tan mansas
Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.

Tan dulces y tan bellas
Que nerviosos, mis dedos,
Se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
Cortar estrellas.

Alfonsina Storni


Sus padres fueron Alfonso y Paulina Martignoni, quienes junto a varios hermanos mayores llegaron a la provincia de San Juan desde Lugano, Suiza, en 1880. Fundaron una pequeña empresa familiar, y años después, las botellas de cerveza etiquetadas «Cerveza Los Alpes, de Storni y Cía», circulan por toda la región. En el año 1909 dejó el hogar materno para terminar sus estudios en Coronda. En esa localidad se empezó a dictar ese año la carrera de maestro rural. En el registro de inscripciones aparece la leyenda "Alfonsina Storni, 17 años, suiza". En 1911 se trasladó a Buenos Aires con un equipaje consistente en una maleta con poca ropa. Arribó a la estación del ferrocarril del Norte (actualmente Retiro) y al año siguiente nació su hijo Alejandro, sin padre conocido.

En 1925 publicó Ocre, que marcó un cambio decisivo en su poesía. Desde hacía dos años era profesora de lectura y declamación en la Escuela Normal de Lenguas Vivas. Su poesía, fundamentalmente de temática amorosa, también se ligó a la temática feminista e intentó desligarse de las hopalandas del Modernismo y volver más la mirada al mundo real. La soledad y la marginación hicieron mella en su salud, y a veces la neurosis le obligaba a dejar su puesto de maestra de escuela.

El 20 de mayo de 1935 Alfonsina fue operada de un cáncer de mama. La mastectomía le deja grandes cicatrices físicas y emocionales. Siempre había sufrido de depresión, paranoia y ataques de nervios, pero ahora los síntomas de enfermedad mental se recrudecen. Se vuelve recluida y evita a sus amistades. Los meses que siguen fueron de incertidumbre y temor por la renuencia de la enfermedad: Alfonsina padece cáncer terminal.

Hacia la una de la madrugada del martes veinticinco Alfonsina abandonó su habitación y se dirigió a la playa "La Perla". Esa mañana, dos obreros descubrieron el cadáver en la playa. A la tarde, los diarios titulaban sus ediciones con la noticia: «Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poeta de América».

Deseo

1 comentario:
Porque el deseo es una pregunta
cuya respuesta nadie sabe.
Luis Cernuda
No decía palabras. Sólo era
dos labios que se abrían expectantes.
No, no decía palabras, tan sólo acariciaba,
lentamente, mientras todo su cuerpo
unas manos distintas lo surcaban.
y allí, entre esas manos, el silencio.

Dos bocas que se juntan,
renuevan el silencio,
y el aliento y la sangre
cobran sabiduría
de algún secreto ardiente e invencible,
como ola encabritada o tensa brida,
un secreto al que callan y otorgan.

Los cuerpos son tan sólo interrogantes
planteados deprisa,
porque no hay más respuesta
que no sea respuesta de unos labios abiertos,
que no sea de un cuerpo,
cuando un cuerpo es propicio.
El amor también es una sombra
que busca entre las sombras
otro cuerpo silente.

No decía palabras.
Tan sólo se entreabría
a una imperiosa voz no articulada.

De "Andén de cercanías", Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marzal

Conversación nocturna

Hemos hablado hoy mucho,
y saciado la noche de temas que nos gustan:
la Física, el Amor y la Alta Teología.
Ha sido, de verdad, hermosa nuestra charla,
pero ahora estoy cansado.
Ya es hora de apurar bien este vaso
-este daiquiri, el último,
qué color delicioso guardó para el adiós.
Te puedes ir. Desde ahora el alba me acompaña
tal vez mejor que tú.
Vuelve con un poema, mañana, si es que quieres.

De "Andén de cercanías", Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marza

Enric Sòria

Poeta español nacido en Oliva, Valencia, en 1958. Licenciado en Historia por la Universidad deValencia, es uno de los más importantes poetas de la literatura catalana actual, autor de una obra que según sus críticos, "posee los atributos de una de las mejores tradiciones literarias de todos los tiempos: precisión verbal, contención efectiva, profundidad de reflexión e interés por las viejas verdades del corazón del hombre".

Ha sido miembro fundador de la revista Daina y redactor del semanario El temps, desde 1985 hasta 1988. Actualmente es colaborador del diario El observador.

Juana Castro Muñoz

No hay comentarios:

DESTIERRO

Yo no soy de esta tierra.
Era ya extranjera en la distancia
del vientre de mi madre
y todo, de los pies a la alcoba me anunciaba
destierro.
Busqué de las palmeras
mi voz entre sus signos
y perforé de hachones
encendidos la amarga
región del azabache. Yo no sé
qué vuelo de planetas torcería
mi suerte.
Sobre el mudo desvío, sé que voy,
como víbora en celo, persiguiendo
el rastro de mi exilio.

No encontrará mi alma su reposo
hasta que en ti penetre
y me amanezca
y ría.

De No temerás, Torremozas, Madrid 1994

*****
Los libros que leíste. El miedo
de las noches, las banquetas
de encina, tu pasar
encorvado, que escondías
de todos los muchachos. Las dos oposiciones,
los niños, cuatro partos, mil anginas y cincuenta
kilogramos servidos de embarazo.
Las bolsas de la compra.
Las prisas y tus sueños. Tu almohada
de espinas. Tu aprender
de la muerte. Quirófanos, estrellas,
las horas de cocina y el limpiar
el pescado, cada tarde, los sábados.
Exámenes, mudanzas. El tacón
del domingo, los renglones
torcidos que escribías,
trasnochando, y las veces
que alzaste desde el suelo, sostenidas en vilo,
dos arrobas de llanto.

Todo esto está inscrito, aunque nadie lo vea,
en ese claroscuro que revisa tu médico.
Ya se sabe, los años...
Si señor, mi esqueleto
ha vivido conmigo cada instante
y hoy me pasa factura. Pues lo huesos
mejor que en un diario,
registran nuestra historia como nadie.


Juana Castro. En el libro de Carmen Valls Llobet Mujeres invisibles.
Ediciones Debolsillo, 2006, Madrid.


DE LA LONJA

No te amaré mañana. He aguardado
tantos días desnuda, con tu nombre
grabado entre las cejas, que olvidé
los inviernos, el azul y las rosas.
Ciertamente, habría de ser negra
la piel negra del perro que amordazó
mis piernas y fue lenta, hacia dentro
vistiendo de parálisis la gallarda
evidencia del hombro. Hoy he visto
que tan sólo milímetros le restan
a los hilos del túnel. Pero existe el remedio:
Mañana, cuando tú te despiertes,
encontrarás el lecho bañado con mi sangre.
Un panal de uñas rotas, y tal vez
una pluma deshojada en la lucha.
No debes sorprenderte. Habré ganado
en el instante último mi guerra.
Con un ala perdida junto al cielo
y la llave morada de los labios, estaré,
torpe y triste, otra vez aprendiendo.
Mas debe ser así, pues que la libertad
hermana es gemela de la muerte.


Poeta española nacida en Villanueva de Córdoba en 1945. Es profesora especialista en Educación Infantil y miembro correspondiente de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes. Colabora en diversos medios literarios como articulista y crítica literaria, además de co-traductora de poesía italiana.

Hoy se considera una creyente "heterodoxa", esencialmente porque el arte es incompatible con los dogmas, y porque quiere llevar su individualismo y su independencia a todas las expresiones, sin adscripciones de carnets, grupos ni corporaciones. Le interesan en estos momentos la ironía, el arte, la visión crítica de lo actual y el mundo de los jóvenes, en el que ya se vislumbra el trasvase y la borradura de lo que culturalmente establecía la antigua línea divisoria entre lo masculino y lo femenino, entendido como rol o como género. Y le gustaría ser considerada "independiente" en todos los sentidos, no reconociendo otra ética ni otra ideología que la fidelidad a sí misma, estando abierta por tanto a cualquier actividad, colaboración o propuesta, siempre que le parezca interesante, le divierta o le enseñe.

Ha obtenido importantes premios en el campo de la poesía y la narrativa entre los que se destacan: Premio Juan Alcaide en 1985 por «Paranoia en otoño», Premio Juan Ramón Jiménez por «Arte de cetrería» en 1989, XI Premio Carmen Conde por «No temerás» en 1994 y el Premio San Juan de la Cruz por «El extranjero» en el año 2000.